Tinder es demandado en EE.UU. por diseñar su aplicación para crear adicción en lugar de facilitar citas y relaciones estables. La demanda destaca el uso de mecánicas de juego para mantener a los usuarios conectados.
Tinder enfrenta una demanda en Estados Unidos, donde se le acusa de crear adicción y ser más un “videojuego de pago” que una ayuda para encontrar pareja.
La demanda en contra de Tinder fue presentada este 14 de febrero, Día de San Valentín, en el Distrito del Norte de California por seis personas.
El documento señala que el diseño de la aplicación, así como de otras similares, está creado de tal manera que fomente su uso compulsivo por parte de los usuarios, dejando de lado la promesa original de concretar citas para que las personas puedan encontrar una pareja estable.
El argumento en contra de Tinder es que la app está llena de “mecánicas de juego”, más que de elementos pensados para mejorar las relaciones personales.
Se denuncia que la aplicación incita al usuario a pagar más para tener una mejor oportunidad de concretar una cita. Las cuentas “premium” o de pago de Tinder tienen acceso a mejores herramientas para optimizar sus perfiles y acceder a mejores opciones para citas. Sin embargo, esto es un mito, pues el costo-beneficio es prácticamente nulo, dejando a los usuarios con las mismas posibilidades estén pagando o no.
De hecho, el sistema busca bloquear los encuentros románticos para que los usuarios caigan en un círculo vicioso, buscando una recompensa inmediata.
La demanda de Tinder tiene como objetivo que más usuarios se sumen, con el fin de que se haga un movimiento colectivo.
Mientras tanto, los dueños de Tinder se han negado a hacer alguna declaración al respecto de esta demanda y las acusaciones en su contra.
No obstante, existe un fundamento fuerte para creer que lleva algo de razón, pues ya se ha comprobado que varias aplicaciones y videojuegos móviles tienen este carácter adictivo. Se cita a Meta como prueba de esto, donde los mismos trabajadores de la compañía señalan que el algoritmo se programa para que se den estímulos constantes a los usuarios, generando las cantidades de dopamina necesarias para que la gente se mantenga dentro de Instagram o Facebook por varias horas, a pesar de recibir recompensas mínimas.
